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viernes, 15 de julio de 2011

[Especial SS501] 5 Lugares, 5 Encuentros (Mini-fics)



A todos los lectores del blog antes de nada pido disculpas, estas últimas semanas han sido algo difíciles y aunque he intentado por todos los medios escribir algo me ha sido completamente imposible. Pero no os preocupéis, ya están las cosas mejor y ahora ya puedo concentrarme en el blog^^ Espero que me comprendáis.
Y para no dejar el blog parado he traducido unos mini-fics que he encontrado por el maravilloso mundo de Tumblr en la que la protagonista eres y los protagonistas son nuestros queridos SS501. Espero que os gusten :) ¿Cuál es vuestro preferido?




Tú estabas en el supermercado comprando todo lo que tu madre te había dicho. “Zanahorias, Tomates, Kimchi, Ramen..." Ibas leyendo la lista e instantáneamente metías las cosas en el carro. Recorriste varias secciones de la tienda, mientras el carro se iba llenando poco a poco. Al terminar, revisaste tu lista por si habías olvidado algo o si ya estaba todo listo. Pero faltaba el dichoso ramen, así que no te quedó más remedio que empezar a buscarlo pero... no pudiste encontrarlo. Buscaste a alguien que pudiera ayudarte y tras unos minutos de búsqueda, encontraste una persona que estaba reponiendo las estanterías vacías. Te acercaste a él: “Perdone, pero estoy buscando ramen y... es que no lo encuentro. ¿Podrías ayudarme, por favor?”. Entonces él se giró y te miró fijamente. Todo tu cuerpo tembló y no sabías que hacer. ¿Por qué? Pues, porque pudiste reconocerlo. A él parecía no importarle, únicamente te sonrió y dijo señalando al frente: "Estoy justo en frente del ramen". Seguiste la trayectoria de su dedo y viste un estantería llena de ramen. “Oh, Lo siento. Ví que estabas reponiendo las estanterías, asi que...” Contestaste con torpeza. “…No, simplemente tiré todo al suelo y lo estaba poniendo en su lugar.” Contestó con un tono divertido. Después de varias disculpas, le diste las gracias por su ayuda, cogiste el ramen que necesitabas y te dispusiste a marcharte. Pero él te paró: “Yah! ¿Sabes cómo se cocina el ramen?”. Te quedaste anonadada y únicamente pudiste decir: “¿Huh? Bueno, la verdad es que…”. “Es fácil, solo tienes que leer las instrucciones que vienen en el paquete. Justo aquí.” Dijo mientras escribía algo sobre tu ramen. “Soy el mejor cocinando ramen.” Dijo orgulloso antes de marcharse para seguir con su compra. Tomaste el paquete y leíste lo que había escrito sobre tu paquete de ramen. "Llámame, te cocinaré ese ramen bajo las estrellas. ¡Quizás aparezca algún alien!^^" Y tras eso, su número de teléfono.


Saliste a pasear a tu perro por el parque. El día era maravilloso, perfecto para pasar un día estupendo. Tras pasar un rato corriendo tras tu perro, decidiste sentarte en un banco para recobrar el aliento. Cerraste tus ojos durante un par de minutos cuando tu perro empezó a ladrar. De repente, abriste los ojos y te encontraste con un chico sentado a tu lado. No pudiste verle la cara, porque llevaba gafas de sol. Él estaba en completo silencio tomando fotos del lago que estaba enfrente vuestra. Sonreíste y dijiste: “Es un lago precioso, ¿verdad?”. Él se sorprendió y te miró. Entonces esbozó una sonrisa y movió su cabeza para decir "Sí". “Parece un pelín vergonzoso” pensaste. Los minutos pasaban y el silencio no desaparecía. Pero entonces, él dijo: “Me encanta este lugar,es perfecto para sacar fotografías”. Sonreíste y contestaste: “¡Pensamos igual! Yo vengo todos los días aquí a pasear a mi perro. Las vistas son preciosas”. Te devolvió la sonrisa y se quitó las gafas de sol. Te levantaste rápidamente sorprendida. Era... ¡Heo Young Saeng!. Él parecía algo incómodo al haberte revelado su identidad… Esperó un momento antes de decir: “Perdón por la sorpresa… No pretendía que…”. Pero tú hablaste rápidamente: “¡No! ¡No importa! ¡No pasa nada!”. Y sonrió algo más calmado: “Vengo muy a menudo por aquí cuando tengo tiempo libre. ¿Y si nos volvemos a encontrar?”


Llovía con fuerza y para colmo habías olvidado tu paragüas en casa. Tu madre tendría que venir a buscarte con el coche, o llegarías empapada a casa. Así que decidiste esperarla en algún lugar donde no te mojaras. Después de un rato, alguien llegó corriendo a donde tú estabas y estaba casi sin aliento. Levantaste tu cabeza pero no pudiste verle la cara porque te estaba dando la espalda… bajaste tu cabeza de vuelta. En ese instante, se giró hacia ti y te preguntó: “Perdona, pero… ¿Podrías pestarme tu teléfono? Es que perdí el mío… y… tengo un gran problema porque nadie me puede llevar a casa…”. Tú querías contestar un tanjante “No” simplemente porque no te gustaba prestar tus cosas a desconocidos… Pero justo cuando abriste la boca para contestar, viste su cara y pudiste reconocerlo. “Yo… esto…” tartamuedeaste. “Oye, no pasa nada. Si no tienes tu teléfono aquí, iré a una cabina de teléfono. ¡No te preocupes por mi culpa! ¡Está bien!” dijo despreocupadamente. “No… ¡Ese no es el problema! Yo… ¡yo tengo mi móvil aquí!” contestaste entregándole tu teléfono: “Toma… Kim Kyu Jong… Oppa”. Él mostró una de sus deslumbrantes sonrisas, te dio las gracias y se alejó un poco para llamar. Poco tiempo después, te devolvió tu teléfono y te dio las gracias una vez más: “Perdona si te he molestado… ¡Muchísimas gracias!”. Ibas a responderle pero llegó tu madre… Hiciste un reverencia y entraste en el coche. Él te imitó y dijo “¡Encantado de conocerte!”. Ya en el coche, solo deseabas llegar a casa y publicar en tu Facebook que te habías encontrado con Kim Kyu Jong, ya podías ver la cara de envidia de todos tus amigos… Pero abriste tu móvil y este mensaje apareció: “¡Muchas gracias! ¡Encontrémonos otro día!: [Su número de teléfono]”

Tú estabas en la gran avenida de las compras en Gangnam (Seúl), para comprarle un regalo a tu mejor amiga. Recorriste la calle de un lado a otro buscando la tienda perfecta para comprar el regalo perfecto. Y en medio de la calle, encontraste una tienda nueva y desde fuera parecía ser estupenda. Te decidiste a entrar para echar un vistazo. ¡La tienda tenía un diseño precioso! Simple pero a la vez moderno, justo como tu estilo. Y para más, la ropa era genial. Recorriste todas las secciones: ropa, zapatos, accesorios... Y la encontraste, una chaqueta monísima. Era de color azul-marino, con los botones en rojo y con un estilo muy Americano. Prácticamente te enamoraste de la prenda. La quitaste de la percha y la viste frente a un espejo. “Muy bonita” dijo una voz detrás de ti. Te asustaste y lanzaste un chillido. aquella persona se empezó a reír a la vez que te aplaudía. Miraste una vez más al espejo y tu sorpresa fue aún mayor cuando caíste en la cuenta de que era ÉL. “¡Bienvenida a Royal Avenue! ¡Acabamos de abrir! ¡Y eres nuestro primer cliente!” dijo felizmente. “He venido especialmente para saludar a todos mis nuevos clientes.” Ni siquiera habías visto el nombre de la tienda antes de entrar, así que estabas sorprendida al escucharlo. SU tienda de ropa. Y así te quedaste durante un momento, estática, sin ningún tipo de movimiento. Al verte continuó hablando: “Estoy seguro de que esa chaqueta te sentará como una pera. ¿Quieres comprarla?” Sacudiste tu cabeza y dijiste algo sonrojada: “Sí, por favor. Gracias”. Él no pudo evitar sonreír. Y lo seguiste hasta la caja. “Hmm…¡Mi primera venta! Pero como es el primer día de la tienda, te haré un descuento.” Así que le diste el dinero justo del precio que te había dado. Era bastante barata para ser una chaqueta tan bonita.“¡Y te llevas un regalito! ¡aquí está!” dijo antes de darte una bolsita. “¡Espero que nos vuelvas a visitar!”, dijo con una deslumbrante sonrisa y moviendo sus manos. Cuando saliste de la tienda, cogiste el regalo y lo abriste. Era un colgante precioso en forma de corazón y tenía grabado “Royal Avenue”. Continuaste caminando y revisando el ticket a la vez para comprobar cual era el precio real de la chaqueta, buah... ¡te había hecho un buen descuento! Seguiste leyendo el ticket cuando viste que tenía algo escrito: “Annyeong! ¡Llámame y encontrémonos otra vez! ¡Pero tienes que llevar puesto la chaqueta y el collar! ¿¿De acuerdo?? :3 [Su número de teléfono]”


Caminabas sola por la calle. Hacía algo de calor y te apetecía un helado fresquito. Tu teléfono empezó a sonar, era un SMS de tu mejor amiga. Así que le respondiste, pero sin dejar de caminar. Tropezaste con alguien y directamente te disculpaste. “No importa” dijo riendo. Era un chico y llevaba gafas de sol. Te disculpaste de vuelta, e ibas a continuar tu camino cuando él te paró de vuelta. "Perdona… Pero… ¿Sabes dónde queda esto?”. Te enseñó un nombre que tenía anotado en un papel. Y con mucho gusto le explicaste como podía llegar a aquel lugar. Él no dejaba de mirarte, pero no parecía que se estuviera enterando de mucho... “Perdona… Me resulta algo difícil… No conozco muy bien estas calles… Hmm… ¿Y si me acompañas hasta allí?”. Al principio dudaste un poco… Pero acabaste aceptando, al fin y al cabo para llegar a la heladería había que ir por el mismo sitio. Tras un rato caminando, él te preguntó si te apetecía un helado ya que hacía algo de calor. Te sorprendiste al escuchar su propuesta y no sabías si aceptar o no. “Es para pagarte por haberme acompañado.” dijo algo avergonzado. Entonces aceptaste y le diste mil veces las gracias. Continuasteis andando hasta llegar al lugar que estaba escrito en el papel. Te imitó dándote las gracias una y otra vez con una hermosa sonrisa. Le devolviste la sonrisa, hiciste una leve reverencia y te giraste para irte. “Hmm… ¡Perdona! ¡Espera un momento!” gritó. Te giraste y te acercaste a él. “Lo siento si resulto un pesado, pero... ¿puedo saber tu nombre?”. En ese instante pensaste que era un chico un pelín rarito… Él se dió cuenta…Y decidió quitarse las gafas… Con el nerviosismo se le cayeron las gafas al suelo, que rápidamente recogió. "Oh, es adorable" pensaste cambiando tu opinión sobre él y no pudiste evitar reirte. Entonces se levantó y te miró a los ojos. Te quedaste helada, no podías creer lo que tus ojos estaban viendo. "Kim Hyung Jun oppa..." tartamudeaste, luego le dijiste tu nombre y él contestó: “Es un nombre precioso... ¿podemos vernos otro día?”. Estabas tan contenta y te sentías tan afortunada que no pudiste negarte. así que sonrió de vuelta y te preguntó: “Y… ¿Podrías darme tu número de teléfono, [Tu Nombre]?”




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